Terapia
Neural significa tratamiento mediante el Sistema Nervioso,
especialmente el Vegetativo, el cual se halla presente de un modo
mayoritario en la piel. La interacción entre mente, sistema
nervioso e inmunitario, constituye el eje de nuestra capacidad de
adaptación, característica fundamental para la supervivencia,
desarrollada a lo largo del proceso evolutivo. A
su vez, el sistema nervioso
es entendido como un integrador de los diferentes órganos y tejidos de
nuestro cuerpo, pues es una red de información que llega a todas las
células a través de la matriz extracelular, conocido como sustancia
básica. Esto hace que cualquier irritación que altere
las propiedades (y sus funciones) de una parte de este sistema, estará
afectando a su totalidad, y se sentirán y apreciarán las repercusiones
allí donde se halle una predisposición a la disfunción.
La Terapia Neural busca
neutralizar estas irritaciones que, afectando el tono neurovegetativo,
desencadenan o catalizan la enfermedad. Esta neutralización se consigue
aplicando un anestésico local (generalmente
procaína) en bajas concentraciones específicamente en los sitios donde
el sistema nervioso vegetativo ha sufrido agresión o lesión. Eliminando
estos bloqueos que alteran el intercambio de información y elaboran
estímulos irritativos a la red nerviosa, se pretende
reactivar los mecanismos de regulación para que el propio organismo
produzca sus propias reacciones autocurativas, desarrollen su actividad y
le conduzcan a un nuevo orden mediante su propia fuerza vital. Por eso
se complementa con medidas higiénico - naturistas.
Un concepto holístico
a través del Sistema Nervioso Vegetativo
La
Terapia Neural entiende que enferma el SER, y trata al SER. El SNV
forma parte de todos los circuitos
reguladores del organismo (humorales, hormonales, neurales y celulares),
ya que intercambia mediadores de información con todos ellos
(neurotransmisores, neuropéptidos, interleucinas, neurohormonas,
citoquinas), por lo que podríamos decir que todos estos sistemas
de regulación interconectados son, en sí mismos, uno solo.
Por sus múltiples conexiones con el córtex cerebral, los pares craneales, los nervios periféricos y
viscerales y por sus fibras y ganglios propios, regula y toma parte en TODAS las funciones del organismo.
Y
por sus infinitas conexiones con las estructuras encefálicas, el
hipotálamo, el hipocampo, el área
límbica y otras, participa en los procesos mentales, emocionales,
sociales y culturales. Insisto, el Sistema Nervioso es una pieza clave
en la integración de la totalidad del SER.
Pero
a su vez, según sugiere la observación clínica y demuestra la
investigación, factores sociales,
psicológicos y emocionales influyen en el eje
neuro-endocrino-inmunológico, y por ello repercuten en todas las partes y
funciones del organismo. Se ha demostrado que vivencias estresantes, la
ansiedad y la depresión pueden inhibir algunas manifestaciones de
la respuesta inmune. Precisamente la psico-neuro-inmunología es una
oportunidad para la institución médica para dar un gran paso hacia una
visión más holística del ser humano, justamente mediante el lenguaje que
mejor entiende, el de la ciencia.
El
SN es probablemente quien está más involucrado en la somatización de
los sucesos sociales y culturales,
a través de las emociones. Estas manifestaciones físicas de nuestros
miedos y ansiedades, son unas claras indicaciones que nos ofrece el
sujeto y que nos pueden ser muy útiles si nos proponemos aprender ese
simple lenguaje.
Por todo ello, el sistema nervioso nos brinda la oportunidad de actuar a la vez sobre los factores
orgánicos y los psico-sociales, que son aspectos inseparables en el proceso de enfermar y en la vida misma.
La Terapia Neural
Las
bases científicas de la TN tienen inicios en las investigaciones de los
rusos Pavlov y Speransky.
Médicos y cirujanos investigadores como Spiess, Head, Wischnewsky,
Bikow, Leriche, Schleich y otros forman las dilatadas bases de la
terapia a través del sistema nervioso. Más tarde, los hermanos médicos
alemanes Ferdinand y Walter Huneke, desarrollaron la
investigación y la sistematización propia de la Terapia Neural.
En 1925 los hermanos Huneke vieron
desaparecer
de súbito la jaqueca de su hermana, tan resistida hasta aquel entonces a
diversos tratamientos recibidos. Siguiendo el consejo de un viejo
colega, durante el siguiente ataque de su hermana, Ferdinand le inyectó
atophanil endovenoso (un antirreumático)
y vio que la migraña desapareció de inmediato, junto con todas las
manifestaciones adicionales, inclusive una depresión. No se trataba de
una simple supresión anestésica del dolor ni de un efecto sugestivo.
Junto con su hermano Walter, descubrió la causa del
asombroso efecto: Atophanil se fabricaba de dos maneras, para inyección
intravenosa y para aplicaciones intramusculares con un poco de procaína
para mitigar el dolor. Por error, Ferdinand inyectó en vena a su hermana
la ampolleta para aplicación muscular. Allí
empezó su asombro.
Ferdinand
inyectó a una paciente con fuertes cefaleas y muy malas venas un poco
de procaína paravenosa,
logrando el mismo efecto que si hubiera inyectado en la vena. Dedujo que
no podía ser el resultado de una reabsorción procaínica en el vaso
sanguíneo. La rapidez de las reacciones, también en inyecciones fuera de
la vena, les condujo a pensar en procesos eléctricos
que corrían de alguna manera por vías nervioso - vegetativas. En 1928,
publicaron sus experiencias bajo el título "Desconocidas reacciones a
distancia de los anestésicos locales".
El papel
del SN en el proceso de enfermar
Ya
en 1906 Spiess comprobó que el impulso nervioso reflejo era un factor
básico que precedía a la inflamación.
Según sus observaciones, la extirpación de este factor primario alteraba
el carácter total de la inflamación subsiguiente. En 1921 apareció el
trabajo de Laqueur y Magnus relacionado con las consecuencias del
envenenamiento de los gatos con fosgeno, que provocaba
perturbaciones pulmonares sumamente serias. La sección previa de los
nervios vagos a la altura del cuello o bien impedía estas alteraciones o
por lo menos las disminuía considerablemente. Podemos interpretar de
sus investigaciones que, en ocasiones, es más
importante el reconocimiento del tóxico que hace el organismo a través
de su sistema nervioso, que el tóxico en sí.
Speransky
insiste en que en los procesos infecciosos agudos o crónicos el papel
del microbio o virus
es considerablemente menor que lo que se piensa habitualmente, por otra
parte, el otro factor, el organismo injuriado, es capaz de inflingir un
daño a sus propios tejidos y órganos, mucho más grave que el producido
por los microbios. "Las
bacterias y los virus podrían jugar un papel de indicadores, catalizadores o productores de las irritaciones".
En
el caso de una infección, el germen no es más que la herramienta de que
se vale el organismo para
mantener un estado de inflamación, de acidosis, de yang, necesarios para
mantener su tono u orden propios, es decir, como dice Payán, la
enfermedad como camino hacia una organización propia en busca de su
teleología.
Lo que ocurre en situaciones normales es que una irritación no deja huella permanente, pero en ocasiones
el recuerdo permanece tanto a nivel hipotalámico como en la interconexión de corteza. Cuando Pavlov estudió
los reflejos condicionados planteó que todo
estímulo tenía una representación cortical funcional, no anatómica, con
áreas de excitación central e inhibición periférica.
Se destaca la importancia del terreno, del huésped, del papel del SN y de la centralización de la irritación
frente a la respuesta de todo el organismo.
Focos
de irritación
Como veremos más adelante, un campo de interferencia es una irritación
que permanece en la memoriay que en determinado momento uno o varios de ellos pueden causar cambios patológicos en un momento y en un ser dado.
Un nervio con una irritación permanente o con el recuerdo de ella sufre lo que se ha denominado parabiosis,
cuyos principios son postulados en el Text Book of Phisiology de Bykov:
"Debido a la fase refractaria que sigue a cada impulso de excitación, el
tejido excitable puede producir sólo un número limitado de impulsos por
unidad de tiempo. Si la fase refractaria absoluta dura, por ejemplo
0,002 segundos, el tejido no puede producir
más que 1:0.002 = 50 impulsos por segundo; a mayor frecuencia, las
estimulaciones individuales actuarán hacia el tejido, el cual aún está
en un estado de completa inexcitabilidad, debido a lo cual la frecuencia
de los impulsos será más baja que el de la estimulación".
Según Wedensky,
al estudiar el paso de los impulsos a través de una sección del nervio
modificado por la acción de narcóticos, solución salina, corriente
eléctrica fuerte, calentamiento, presión mecánica, etc.,la
labilidad de esta sección modificada disminuye la conducción de impulsos a través de la sección modificada del nervio situado entre el sitio de estimulación y el músculo con rasgos característicos. La diferencia entre la acción de la estimulación
rítmica fuerte y débil desaparece primero (etapa de ecualización).
Como un resultado de cambios mucho más profundos en esta sección del
nervio, una estimulación fuerte evoca una
contracción muscular apreciable del todo, o bien una contracción inicial
débil; mientras que una estimulación débil continua produce una
considerable tetanización (estado paradójico).
Finalmente
la sección modificada del nervio pierde su habilidad de reacción no
sólo ante estimulaciones fuertes, sino también ante estimulaciones
débiles (estado inhibitorio, completa
inconductibilidad).
Wedensky planteaba cuando el estado de parabiosis está completamente desarrollado el
tejido
parece haber perdido sus propiedades funcionales (excitabilidad y
conductibilidad), ya que siendo él mismo fuertemente excitado se
convierte en refractario para nuevas estimulaciones y generador de
nuevos estímulos.
Vías de la corticalización
No toda irritación, química, térmica
o traumática se conserva en el organismo, pues hay
traumas, cirugías, infecciones o inflamaciones que apenas influyen en la
salud del enfermo. Para que la irritación permanezca presente y
actuante se deben dar factores aún desconocidos que
influyen en el tono neural inicial y que hacen que el ser humano no
pueda eliminar la información. Esto lo convierte en un evento muy
complejo en el que se afecta todo el organismo, por esto la
extrapolación a los seres vivos de los estudios realizados in vitro
son sólo aproximaciones a la realidad. Los estudios realizados in vivo
que más se acercan a la realidad son los que tienen en cuenta todas las
variables posibles, y esto es una auténtica utopía para el método
científico, pues sólo puede lograr que un experimento
concluya con un resultado idéntico al repetirlo, si excluye infinidad de
factores que pueden "sesgarlo", y en la vida real, estos factores
forman parte de nuestra cotidianidad.
Recordando
a Payán, el cuerpo es un sistema biológico de alta complejidad con
billones de células y
más de 300.000 reacciones enzimáticas por segundo y célula,
termodinámicamente abierto, en constante intercambio de materia y
energía con el medio (ecología), influenciado por la temperatura, la
humedad, las corrientes de agua subterránea, el campo electromagnético,
la posición de los astros, la composición del aire y de los alimentos,
la dieta, la familia, el trabajo, etc. Todo eso nos hace únicos,
irrepetibles, con un orden caótico individual. Por eso, una terapia que
quiera ser causal, y no caer en la linealidad y el
mecanicismo, no puede utilizar el protocolo y el vademecum.
En el cuadro de la Figura
1, tomado del trabajo de Melzack y Casey observamos
cómo
los impulsos llegan desde los receptores periféricos (nociceptores) a
la médula, y de allí previa integración, ascienden al tálamo sensorio
donde se acumula la información sensorio discriminativa en donde se
almacena la capacidad de identificar el tipo
de irritación (mecánica, térmica, química), su componente
temporo-espacial y su intensidad.
En
la dimensión afectivo-emotiva se acumula el malestar, bienestar o
estado sensorio unido a la irritación.
Luego el impulso llegará a la corteza asociativa en donde se efectúa la
dimensión cognoscitiva, allí hay una integración sensitiva o motora de
todo el fenómeno y parten vías eferentes hacia la periferia, pudiéndose
producir afecciones y alteraciones que pueden
causar efectos a distancia.
Por
Pavlov se sabe que el proceso parabiótico no se presenta sólo en el
sitio periférico sino que tiene representación funcional (no anatómica) a
nivel de corteza
cerebral. Al aplicar un dieléctrico (procaína al 0.5%), el impulso, a
través de la medula llega al hipotálamo y al córtex produciendo nuevas
conexiones que borran la memoria y permiten entender la acción
terapéutica de la TN.
Por estudios previos de Speransky y Spiess ya sabemos que la
procaína en bajas concentraciones (1% o menos) tiene efectos reguladores sobre estas zonas.
Speransky y Dosch planteaban que los ganglios
simpáticos juegan un papel importante como estaciones
de relevo en el proceso de información, de allí la importancia, a veces,
de la aplicación ganglionar en la TN.
En el libro Manual de cirugía veterinaria (Plajotin)
se
describe: "El bloqueo novocaínico (procaínico) del nervio y de sus
receptores que se encuentran en estado de superexcitación debido al
influjo de acciones alterantes, disminuye o interrumpe por completo ese
flujo de estímulos fuertes o superfuertes dirigidos
a los centros nerviosos, sustituyéndolos por estímulos débiles que van
desde las zonas de novocainización (procainización). Eso favorece la
supresión de la superexcitación de la corteza cerebral, de los centros
subcorticales y de la formación reticular y a
causa de esto, la mejoría de la acción trófica de los mismos sobre la
periferia y los órganos internos. Como resultado, "el
efecto terapéutico del bloqueo de novocaína (procaína) con respecto al
foco patológico, está condicionado no por la desconexión de los
receptores, los nervios y otras vías de conducción, sino que se
determina por la mejoría de sus propiedades funcionales después del
bloqueo".
Modus
de Acción de la Terapia Neural
Según Peter Dosch, cada célula equivaldría a una pequeñísima batería de potasio con un potencial de
40 a 90 milivoltios. Cada estímulo hace caer el potencial: despolarización. Normalmente la célula lo recupera de inmediato:repolarización (figura
2).
La energía necesaria para ello procede mayoritariamente del metabolismo
del oxígeno. Si los estímulos irritantes son muy frecuentes o muy
fuertes, la célula pierde la capacidad de responder ante éstos, por lo
que se encontrará en un estado de despolarización
permanente, debilitada y enferma. A nivel de la membrana celular se
altera el funcionamiento de la bomba de sodio - potasio, esto puede
provocar descargas rítmicas, actuando como campos interferentes.
Los
anestésicos locales poseen un alto potencial energético, alrededor de
290 milivoltios, y al ser
inyectados en microdosis en las zonas de irritación, despolarizadas,
tienen la capacidad de repolarizar y estabilizar el potencial de
membrana de las células afectadas, permitiéndoles así recuperarse y
estabilizar el sistema neurovegetativo.
Terapia Segmental
La
terapia segmental de acuerdo a Huneke se refiere al uso selectivo de la
procaína en el área de manifestación
del proceso de la enfermedad. Es decir, si la persona padece de dolor en
la rodilla (independientemente del diagnóstico), se inyectan pequeñas
cantidades de procaína en la piel de la rodilla, a modo de pápulas; si
sufre de trastornos respiratorios (bronquitis,
asma, ..., sin importar mucho el diagnóstico), la procaína se aplica en
pápulas en la piel del tórax. La mejoría lograda con la terapiasegmental puede
ser inmediata y suele aumentar
con la repetición hasta poder llegar a la ausencia de síntomas. A
diferencia de la terapéutica farmacológica, en la que el organismo acaba
por habituarse a la droga, aquí la mejoría suele ser cada vez más
duradera y los síntomas menos intensos, debido en parte
a que se actúa sobre una área del SNV cada vez menos irritada.
Por
lo que se conoce, la terapia segmental actúa vía refleja
(cuti-visceral, viscero-visceral, etc.),
puesto que todas las partes de un segmento reaccionan como unidad y en
forma refleja a ciertos sucesos que se producen en el mismo segmento.
A
mi modo de entender, en TN es difícil hablar de tratamiento de
segmento, pues se contradice con la
visión integral del ser humano. Siempre que apliquemos un estímulo
neuralterapéutico debemos prestar atención a cualquier reacción en la
totalidad de la persona. Todo acto médico, con o sin aguja, implica un
estímulo en el paciente (y en el médico) y debemos
valorar sus respuestas, ya que también forman parte del diálogo.
Campo Interferente
En 1940 acudió al consultorio de Ferdinand Huneke una mujer
con una bursitis de hombro derecho que se resistía a todos los tratamientos.
Basados en la concepción que el origen podía ser un foco infeccioso que
provocase bacteriemia, le sacaron los dientes con infecciones y le extirparon
las amígdalas. Huneke hizo lo que llevaba años practicando, una terapia neural
de segmento: le inyectó impletol (procaína + cafeína) intravenoso del lado
enfermo, colocó pápulas alrededor de la articulación del hombro, inyectó peri e
intra - articular y, como no mejoraba, le inyectó también en el ganglio
estrellado. Todo esto, en casos similares había sido efectivo. Aquí no hubo
mejoría.
La señora regresó un par de semanas después debido a que le
apareció una inflamación bastante dolorosa en la zona pretibial izquierda,
justo donde había la cicatriz de una osteomielitis que había padecido hacía 35
años. "Ya que no pudo hacer nada por mi hombro, podría ayudarme con mi
pierna" le dijo la paciente a Huneke. Éste aplicó unas pápulas en la
cicatriz y de súbito desaparecieron los dolores del hombro del otro lado del
cuerpo, en una forma tan total que la paciente, tras años de inmovilidad, movía
estupefacta el brazo en todas las direcciones. "No tengo el más mínimo
dolor" exclamaba.
Después de ésta única sesión sobre la cicatriz de la antigua
osteomielitis en la pierna izquierda quedó sin dolor y con perfecta movilidad
el hombro derecho, con efecto permanente.
Leriche reportó 10 años antes que Huneke haber visto
desaparecer dolores lejanos después de anestesiar una cicatriz. Dosch define
el campo interferente como un tejido crónicamente alterado (en permanente
despolarización) que produce por vía neuronal afecciones y enfermedades a
distancia.Payán lo define como una irritación que permanece en la memoria
y que, en determinado momento, uno o varios de ellos pueden causar cambios
patológicos en un momento y en un ser dado.
Cualquier infección, inflamación, traumatismo, cicatriz,
afección odontológica, etc. padecida en cualquier parte del organismo, así como
afecciones psíquicas estresantes, traumatismos emocionales, puede actuar como
Campo Interferente (C.I.), lanzador de estímulos irritativos que alteran la
modulación y la frecuencia de las informaciones en el SNV. Entonces llegan a
producirse los más variados procesos patológicos ("enfermedades") en
cualquier otro lugar del organismo.
Estos C.I. pueden ser desconectados, neutralizados, mediante
un impulso neuralterapéutico (aplicación selectiva del anestésico local diluido
y en pequeñas cantidades).
Pischinger comprobó desviación en la composición de la
sangre, en las temperatura y en el metabolismo del oxígeno, en el Sistema
Básico de los campos de interferencia.
Por medio de aparatos de micro-bioelectrónica, se pueden
medir los C.I. Una vez desinterferidos, se puede medir nuevamente el potencial
eléctrico celular, encontrándolo dentro de los niveles normales que es de 40 a
60 EAV (Electro Acupuntura según Voll). Esta comprobación se puede hacer
también mediante un test muscular, que resulta más simple. Una persona suele
perder fuerza muscular cuando se toca una zona interferente (cicatriz,
amígdalas, muelas del juicio, etc), y la recupera inmediatamente después de
aplicar ahí la procaína.
El C. I. puede ser una explicación del porqué, en ocasiones,
ciertas terapias muy bien indicadas y aplicadas no obtienen una respuesta
satisfactoria.
A menudo los C.I. son casi evidentes: dolores de cabeza (o
migrañas) que aparecen después de una intervención quirúrgica o alrededor de los
18 años, cuando empiezan a salir las muelas del juicio; alergias y asma en
personas que padecieron de amigdalitis de repetición en la infancia; cansancio,
ansiedad o depresión que surge después de una cesárea; lumbociatalgias en
personas con cicatrices abdominales (por intervenciones de apéndice, hernia,
útero, laparoscopia, ...); y un largo etcétera.
Fenómeno en segundos
El Dr. Ferdinand Huneke llamó así a la desaparición
inmediata y mantenida de los síntomas provocados a distancia por un campo
interferente, al inyectar procaína en él. Según Huneke, dicha reacción debe
cumplir las siguientes condiciones:
1.- Desaparecer en un 100% todas las molestias a distancia
producida por el campo interferente, hasta donde la anatomía lo permita.
2.- La total liberación de los síntomas tiene que mantenerse por
lo menos 8 horas, si el campo interferente está en los dientes, y 20 horas si
se halla en cualquier otra parte del organismo.
3.- Si aparecen los síntomas y aplicamos nuevamente el tratamiento
neural en el mismo campo interferente observamos que la liberación total de los
síntomas tiene una mayor duración que en la aplicación anterior.
A mi parecer, estas condiciones, junto con otras
definiciones clásicas de la terapia neural, son un modo de dar formato
académico a esta terapia. Quizás una buena manera de entenderlo sea un caso
clínico.
L.C., mujer de 38 años que acude por dolores generalizados
("me duele incluso la piel"), agotamiento importante y retención de
líquidos. Le han diagnosticado una fibromialgia. Fue intervenida de un
craneofaringioma a los 18 años de edad, le extirparon la hipofisis ("lo
pasé muy mal, hay cosas de mi adolescencia que no recuerdo"), y
reintervenida a los 26, además de varias sesiones de RT. Unos años más tarde decide
quedarse embarazada y lo hace vía inseminación artificial más tratamiento
hormonal. Poco después empiezan todos los síntomas.
Le aplico la procaína 0.5% en el plexo ginecológico y en la
cicatriz de la primera intervención del craneofaringioma (la que le afectó más,
según ella). Tan pronto como retiro la aguja de su cuerpo, esta señora se
levanta y dice no tener absolutamente ningún dolor. Empieza a apretarse los
músculos y se pone a llorar: "cómo puede ser, no me duele!, fíjate, puedo
apretarme y no me duele!". Refiere sentir una sensación de levedad y de
ligereza.
En la siguiente visita, 2 meses más tarde, cuenta que perdió
3 Kg en 24 horas, y 2 Kg más en las semanas siguientes. "Me he
deshinchado". "Ahora piso el suelo y no me duele nada".
"Ahora me dicen que voy muy rápido, antes lo hacía todo lentamente".
"Me ha cambiado el humor, ya no estoy malhumorada, tengo ilusión".
"Antes bebía por efecto de la hormona antidiurética, ahora bebo porque me
apetece el agua"... Pero ha aumentado un dolor que tenía en el cóccix y
que apareció después de la segunda intervención del tumor craneal. Desde
entonces no tolera que nadie le toque el pelo, motivo por el que no va a la
peluquería. Le pincho con procaína la cicatriz de esa intervención, e
inmediatamente desaparece la coxalgia y puedo jugar con su pelo y masajearle la
cabeza sin que le moleste.
5 meses más tarde aparece de nuevo en la consulta. Desde que
su marido tuvo un grave accidente, ella empezó a sentir como los dolores y el
agotamiento iban reapareciendo progresivamente. Pinchamos de nuevo el plexo
ginecológico y, en unos segundos, desaparecen de nuevo todos los dolores y el
cansancio. El dolor en el cóccix persiste, pero a petición suya, ese día no
pinchamos más.
Reaparece al cabo de un mes diciendo que la mejoría le duró
tan solo 15 días, y que la coxalgia no se alivió en ningún momento. Está muy
hinchada y vuelve a molestarle que le toquen el pelo. Aplico primero la
procaína en la cicatriz de la primera intervención y desaparecen de nuevo todos
los dolores de inmediato, y, de la misma manera, nota como se le deshinchan las
manos. Un par de minutos más tarde pinchamos la cicatriz de la segunda
intervención, y enseguida desaparece el dolor del cóccix y se puede volver a
acariciar su pelo. Hasta la fecha, esta señora sigue fantásticamente bien.
En mi opinión los efectos en segundos no son tan
extraordinarios, si tenemos en cuenta la definición que hacen los alemanes de
este fenómeno. Lo que me parece es que, después de la desaparición de los
síntomas por los que acude la persona, pueden emerger otros, en otra parte o en
otra esfera (psíquica, por ejemplo). Por eso se establece un diálogo con el
neurovegetativo en el proceso de enfermar y de sanar.
Así pues, si desaparece inmediatamente una lumbalgia después
de aplicar procaína en un campo interferente (por ejemplo, la cicatriz de la
vacuna de la viruela), podría entenderse como un fenómeno en segundos. Eso es
relativamente habitual. Pero si vamos más allá, y mantenemos esa visión
holística que nos caracteriza, entendería la aparición de síntomas nuevos o
antiguos, físicos o emocionales, como que forman parte del proceso de sanar, y
por lo tanto, no ha habido tal fenómeno en segundos, pues la persona sigue en
el mismo proceso pero sin lumbalgia.
Efectos adversos
Si
la procaína que se utiliza está totalmente libre de conservantes, las
reacciones adversas son extremadamente
raras. Suelen ser inflamaciones más o menos dolorosas en los puntos de
aplicación, leve mareo, relajación, fiebre, agotamiento, dolores
musculares como agujetas, etc., pero estos síntomas más bien
corresponden a reacciones que podríamos considerar autocurativas
y suelen ser pasajeros y sin consecuencias. Suelen autolimitarse en 24 a
48 horas. Suele aliviar mucho la aplicación de unos paños de agua
caliente en la zona que ha reaccionado.
En
TN se trabaja también desde hace décadas en niños lactantes y en
mujeres embarazadas. La experiencia
acumulada por numerosos profesionales con cientos de miles de pacientes
hace que esta sea una terapia segura si se es un buen conocedor de la
técnica.
Un modo de
tratar
Cada relación que une al médico terapeuta neural con cada uno de sus pacientes, puede compararse a
lo que sucede en un escenario donde sin ensayo ni guión, se representa y se escribe una obra teatral inédita.
Lo
que la persona nos cuenta, lo que siente, lo que le molesta y la
exploración, es nuestra manera
de dialogar con su neurovegetativo. El diagnóstico académico y las
pruebas complementarias, sin rechazarlas, resultan secundarias,
complementarias.
Si
dejamos constancia de su sentimiento y su estado emocional, podremos
observar después los cambios a ese nivel, que son siempre trascendentes,
casi un signo
de garantía de mejoría también física o de curación.
Es
importante saber cómo empezó, cuáles eran los primeros síntomas y dónde
aparecieron y sobretodo,
con qué lo relaciona la persona. Los antecedentes quirúrgicos,
infecciosos, traumáticos, odontológicos y ginecológicos son importantes
para valorar posibles focos de irritación en el SN.
Los hábitos alimentarios, fisiológicos y tóxicos son muy importantes para regular el proceso de curación,
en ocasiones son imprescindibles, a veces su modificación puede ser el único tratamiento necesario.
Me
acuerdo de un señor al que tuve que visitar en su domicilio porque no
podía moverse del sofá desde
hacía varios días. Un intenso dolor lumbociático se lo impedía. Comía,
dormía y hacía sus necesidades desde el mismo sofá. Después de la
aplicación de un Troncal Simpático a nivel de L5, pudo levantarse y
subir las escaleras que llevaban a su habitación. Pero
¿porqué una persona se autoinmoviliza hasta estos extremos?.
Nos
volvimos a ver al cabo de una semana para dialogar. Ese señor,
empresario, casado y con un hijo,
hacía meses que pensaba en suicidarse. El día que hizo la lumbociatalgia
era el mismo día que pensaba ahorcarse. Seguía un tratamiento
psiquiátrico a base de antidepresivos y altas dosis de ansiolíticos.
Mientras hablábamos se acordó que desde que le pinché,
hacía una semana, no se había tomado ninguna de las 8 pastillas diarias
que le mandó el psiquiatra. Simplemente se olvidó.
Yo
creo que mediante la TN, ese señor buscó un nuevo orden interior, en su
desilusión, impotencia,
rabia, miedo, que hasta entonces lo manifestaba con dolor. Si nos
quedamos en la mera desaparición del dolor, nos olvidamos de lo
esencial. Si no sucede un cambio en lo emocional, al menos en este tipo
de situaciones en las que la afectación psíquica es tan
clara, lo más probable es que el dolor somatizado reaparezca, de ahí la
importancia de preguntar: "¿Cómo se siente usted?"
Otro
caso muy didáctico es el de una señora, enfermera, divorciada y madre
de tres hijos. Acudía porque
sufría de menstruaciones muy dolorosas, hemorrágicas e irregulares. Le
extirparon los ovarios por quistes de gran tamaño, le sacaron tumores
benignos de los pechos y pólipos de su cuello uterino. Le realizaban una
biopsia cada 6 meses para controlar su hiperplasia
adenomatosa de endometrio. Sus tres hijos nacieron, casi de un modo
pronosticado, por cesárea.
Según palabras de ella: "cuando
me separé
de mi esposo empecé a mejorar de todos mis tumores -quistes, papilomas,
pólipos, hiperplasia-, pero sigo teniendo una regla muy abundante y
dolorosa que me impide ir a trabajar dos días al mes". Pinchamos el plexo ginecológico y la cicatriz
de las cesáreas.
A
los dos meses volvimos a vernos. Sus menstruaciones habían sido mucho
menos abundantes y sin apenas
dolor. Mejoraron también otros síntomas como pesadez de piernas,
molestias en los pechos, flujo vaginal, cansancio, inestabilidad
cefálica. También desaparecieron unos quistes que quedaban en el ovario
izquierdo según informó el último parte ecográfico. Pero
lo
más significativo fue que le reapareció en la memoria consciente los
recuerdos de los abusos sexuales que padeció en su infancia. Y ahora,
después de tantos años, tenía la necesidad de explicarlo.
En muchas ocasiones, yo no logro entender una mejoría física completa si no se acompaña de otra mejoría
auténtica en la totalidad del ser, ya sea que estemos tratando una "migraña", un "hombro doloroso", una "ciática" o
una "dismenorrea".
Esta
percepción del proceso de salud - enfermedad tiene muchos puntos en
común con lo que decían los
homeópatas Hering y Kent, y seguramente con otras visiones universales
en las que se presta más importancia a la fuerza vital, a la capacidad
de autocuración, al chi o como le queramos llamar.
Casos clínicos
Voy
a exponer unos casos clínicos que hacen más comprensibles los conceptos
explicados, pero quisiera
destacar que son simples relatos de hechos sucedidos en un momento dado
en una consulta de terapia neural. La búsqueda del fenómeno en segundos
no pretende ni debe ser un objetivo en cada acto neuralterapéutico, eso
sería un error. Los casos expuestos en este
artículo son reales, y creo que pueden ayudan a entender y valorar esta
terapia, pero no deben hacer pensar al lector que la evolución es
siempre tan rápida y agradecida.
-
Elena es una niña de 2 años que realiza
crisis asmáticas cada 15 días desde los 6 meses de edad, junto con
múltiples cuadros de bronquitis. Su madre busca una alternativa a los
antibióticos, corticoides y broncodilatadores y dice
estar cansada de ir a urgencias cada dos semanas, siempre sale con el
mismo tratamiento. Le pincho varias pápulas con procaína 0.5% en el
segmento de tórax y le aconsejo sustituir los lácticos por licuados de
soja o de frutos secos. A los 15 días repetimos
la sesión de pinchazos porque volvía a tener una crisis, aunque más
leve. Han pasado 6 meses y la niña sigue sin ninguna crisis asmática ni
bronquitis. Está más tranquila y vuelve a jugar con su primo sin
pelearse en cada momento. Ha recuperado peso. En los
niños, esta reacción tan rápida a la terapia neural es muy frecuente, y
en ellos, una o dos sesiones suelen ser suficientes en la mayoría de los
casos.
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Varón de 32 años que acude por padecer
rinitis y conjuntivitis alérgica de 12 años de evolución. Al principio,
las crisis eran sólo primaverales. En los últimos años se han vuelto
diarias, y los antihistamínicos apenas le alivian.
Durante su infancia padeció de amigdalitis de repetición, tratadas con
antibióticos y antitérmicos. "Casualmente" desde que crea el cuadro
alérgico, no hace infecciones de garganta. Aplicando procaína en sus
polos amigdalares, este señor nota como se le destapa
la nariz. Al día siguiente, se prepara para su habitual salva matutina
de estornudos, pero éstos no llegan, ni tampoco la mucosidad nasal ni el
lagrimeo. A los 20 días reaparecen los síntomas, aunque más leves. Una
segunda inyección en los polos amigdalares
provoca la misma desaparición de las molestias. Al cabo de varios meses
este paciente acude porque le regresaron los síntomas de la alergia
después de tomar antibióticos y antitérmicos para suprimir una
faringoamigdalitis que hizo como las que tenía de pequeñito.
Vuelvo a aplicar el estímulo neuralterapéutico en la misma zona. En la
actualidad sigue sin crisis alérgicas.
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Una mujer de 49 años que padece mareos
desde los 14 años y que atribuían a su hipotensión habitual (80/50 mmHg)
acude a visitarse. La sensación de vértigo ha empeorado mucho en los
últimos 5 meses. En la historia nos cuenta que
le extirparon las amígdalas a los 4 años de edad, y que a menudo sufre
de intensas irritaciones de faringe. Las menstruaciones son regulares y
muy abundantes. Dos partos y ningún aborto. Se le complicó la extracción
del cordal 38. Los cordales 18 y 48 no tienen
espacio retromolar, y el 28 está incluido. Le aplico procaína al 0.5% en
los polos amigdalares, y la sensación de vértigo desaparece
inmediatamente. La señora se acuesta y se reincorpora de la camilla en
varias ocasiones y refiere no sentir mareo alguno. En
la actualidad esta mujer sigue sin mareos ni vértigos.
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Como vemos, con un mismo campo
interferente, en este caso son las amígdalas, una persona puede
manifestar la enfermedad en cualquier área de su cuerpo, y en ese
proceso van a intervenir múltiples factores y variables que
desconocemos.
Para que alguien se mantenga en un estado de vértigo inhabilitante
durante varios meses, algún otro agente desestabilizador debe haber
además de su foco amigdalar. Yo interpreto que, a través de la historia
clínica, del diálogo, podemos llegar a entender (si
aprendemos a escuchar) que ese foco amigdalar es, para ella,
desequilibrante. El estímulo neuralterapéutico puede repolarizar
fácilmente esa zona del neurovegetativo, y ese estímulo regulador en una
área tan específica del todo, es una oportunidad que tiene
esa totalidad para buscar un nuevo orden, de mayor bienestar, en el que
el vértigo ya no es necesario.
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Un señor de 52 años acude por dolor en su
hombro izquierdo, que no mejoró con antiinflamatorios, ni con
infiltraciones de cortisona ni con una intervención. Se diagnosticó de
tendinitis. La intervención dejó como secuela una importante
limitación en la movilidad. Le han recomendado reintervenir pero él
prefiere que probemos con la terapia neural, ya que hace unos años ésta
le ayudó a "solucionar" su herpes zoster genital que llevaba años
manifestándose. Primeramente le inyecto en la cicatriz
de la intervención y en unos puntos dolorosos de la zona, y debido a su
mejoría instantánea, no hacemos nada más. A los 10 días acude de nuevo
porque el dolor regresó a las pocas horas de pinchar. Le apliqué la
procaína una vez más en la cicatriz y en el ganglio
estrellado izquierdo, y mejoró otra vez de inmediato. 20 días más tarde
regresa a la consulta diciendo que su dolor reapareció a las pocas horas
pero que además, durante 2 días le aparecieron unas vesículas en el
pene que le recordaban al herpes zoster genital
que tuvo hacía unos años, pero las lesiones desaparecieron solas. Fueron
como una señal que nos da el organismo que indica que por ahí queda una
irritación.
A eso le llamamos el salto del campo interferente. Debemos saber
escuchar qué nos está diciendo la persona mediante su neurovegetativo,
con sus signos y síntomas. Aunque yo, después de unos años, haya
olvidado que este señor tenía una irritación importante
en sus genitales, la memoria de su sistema nervioso nos hizo recordar
que tal irritación seguía ahí. Después de aplicar la procaína en su
plexo pélvico-prostático, el señor empezó a mover su hombro sin dolor y
sin limitaciones. Han pasado tres años y sigue
bien.
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El último caso que expongo es tan
importante como los anteriores. Señora de 36 años con dolores
generalizados y agotamiento, a la que han diagnosticado de fibromialgia.
Después de acudir en cuatro ocasiones a mi consultorio, llama
por teléfono diciendo: "mira, no vendré más porque estoy harta de
recibir pinchazos y permanecer igual". Esta situación también se da, a
veces, en la terapia neural.
Inyección en
una cicatriz.
La inyección debe hacerse en el plano más
superficial a modo de pápulas (en epidermis es donde hay más
terminaciones nerviosas) pero también en los planos más profundos (ahí
también hay cicatriz).
Ventajas
Como
dice Machiavelli, traumatólogo argentino, comparada con el resto de la
terapéutica conocida y
utilizable para un mismo fin, la TN constituye un modo de tratar de muy
buenos resultados, muy económica, de alta confiabilidad y de muy baja
yatrogenia.
Machiavelli
nos sigue contando que la Terapia Neural tiene ventajas comparativas
respecto a otras propuestas
terapéuticas, no sólo por los buenos resultados terapéuticos que se
obtienen, sino que ellas también se manifiestan en el proceso mediante
el cual un organismo enfermo accede a una respuesta terapéutica. Pues no
será lo mismo eliminar un dolor con corticoides
o con morfina, que con un procedimiento de TN. En la primera situación
(cortisona) se introduce una conducta hormonal que impone alteraciones
disreguladoras en varios sistemas y órganos; con la segunda (morfina),
mediante una conducta también específica y dirigida,
se interviene químicamente en el ámbito de la percepción central sobre
el síntoma dolor, afectando a su vez otras funciones cerebrales.
Mediante los antiinflamatorios se busca la supresión de la respuesta
fisiológica de inflamación del organismo.
En el caso de la TN, lo que se hace es producir un estímulo regulador, inespecífico, en un área específica
del SN, para que sea el propio organismo -si es que todavía está en aptitud de hacerlo- el que encuentre un nuevo orden,
y así como tuvo la capacidad de hacer un síndrome o enfermedad,
también pueda recurrir a sus propios órganos y/o sistemas efectores de
procesos de autorregulación homeostática para acceder a la curación y,
de no ser posible, al alivio.
En este proceso intervienen también los cambios que la persona tiene oportunidad de hacer merced a
la concienciación de lo ocurrido tanto en el proceso de enfermar como en el de sanar.
Debemos ser consecuentes y seguir con ese diálogo que iniciamos con el Sistema Nervioso Vegetativo,
desaconsejando la reducción de la TN a tratamientos sintomáticos y locales. Gracias a los procesos de memoria del organismo,
observamos con frecuencia que cuando neutralizamos una irritación
principal (campo de interferencia),
nos aparecen otras. Es lo que se llama el salto del campo o un "Diálogo
con el Sistema Nervioso", y nos indica el siguiente foco de irritación
al que debemos dirigirnos. Y así, conversando con la
totalidad del SER, a veces se llega a la propia esencia.